viernes, 25 de abril de 2008

DRACULA EN EL CINE

Hace ya 85 años, exactamente desde 1923 con Drákula Halála, el famoso Conde succionador de sangre humana, Drácula, ha recorrido un largo camino en el cine, con innumerables películas, casi 180 de distintos géneros, abarcando desde el terror a la parodia absurda; algunas consideradas como clásicos, pero la gran mayoría para el olvido, creando prácticamente un género de manera individual: Tenemos las cintas de vampiros, pero también tenemos las películas de Drácula.

En 1897 el irlandés Bram Stoker escribió una de las novelas más importantes de todos los tiempos: Drácula, un vampiro condenado a alimentarse de sangre para vivir eternamente, un ser poderoso y atractivo que alcanzó niveles míticos en la cultura popular. El cine no se quedó atrás y realizó una adaptación en Alemania dirigida por F.W. Murnau e interpretada por Max Schreck, Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (1922). En este clásico del cine mudo y expresionista, al grotesco vampiro se le presentaba como una criatura de la noche, maligna y solitaria.


La Universal realizó la primera versión de Drácula sonora, Drácula (1931), basándose no sólo en la novela sino en la puesta teatral, con Bela Lugosi como el conde en una de las mejores interpretaciones de Drácula. Millones de personas fueron a ver al moderno vampiro, un aristócrata misterioso y amable de acento húngaro y mirada penetrante, aunque nunca se le vieran los colmillos ni se permitió que mordiera en el cuello a su víctima por la censura. Sus decorados fueron aprovechados para que un segundo equipo hiciera una versión en español, Drácula (1931), con Carlos Villarías como el señor de los No-Muertos. El género se puso de moda y el Conde se había consagrado como personaje, así que se filmaron nuevas versiones más cercanas a una producción de serie B.

John Carradine se hizo con la capa del vampiro en House of Frankenstein (1944); por su físico y por la dignidad que daba al papel se ajustaba al vampiro descrito por Stoker, participando en las llamadas "ensaladas de monstruos" de la Universal, espantosas cintas de monstruos que no ayudaron al género; y Drácula acabaría siendo objeto de las bromas de Abbot y Costello a finales de los cuarenta en Bud Abbott Lou Costello Meet Frankenstein (1948). Se acababa el mito.

La compañía británica Hammer decidió rehacer los clásicos, y Drácula tuvo una nueva versión Horror of Drácula (1958), con Christopher Lee en la que es considerada una de las mejores versiones que se hicieron, en el que parece un demonio al mostrar sus colmillos o al dejar ver sus ojos inyectados en sangre. A partir de ahí se filmaron una serie de nefastas películas que desacreditaron el género; pero el director alemán Werner Herzog reflotó el género con Nosferatu, Príncipe de la Oscuridad (1979) tomando como referencia al personaje de Murneau y la novela de Stoker; recuperando la dignidad perdida en la nueva versión de la Universal, que le restó maldad al Príncipe de las Tinieblas y enfatizó su carácter romántico.

Drácula (1979) supuso una actualización de las aventuras del Conde guiada por John Badham. Frank Langella fue el Conde y John Williams compuso la música. El guión de éste filme se basó en la obra de teatro de Hamilton Deane, pero se introdujeron numerosas modificaciones para restarle maldad al protagonista y enfatizar el carácter romántico de la historia. Pero fue Francis Ford Coppola quien dirigió la película más fiel al libro que se ha hecho hasta ahora, mostrando en Bram Stoker's Drácula (1992), la leyenda de Vlad Tepes luchando y empalando a sus enemigos, un ser con sentimientos que llora por amor, capaz de matar con tal de satisfacer su corazón y transformarse en diferentes criaturas. Una magnífica película del vampiro transilvano.

Versiones curiosas son la parodia de Mel Brooks, Drácula, Muerto pero Feliz (1995), que sigue con fidelidad los decorados y diálogos más emblemáticos de la Universal y del film de Coppola. Pero la que llamó la atención fue Drácula 2000, Wes Craven como productor y dirigido por Patrick Lussier, mostrando al vampiro en un siglo XXI dominado por el caos y la tentación, un Drácula posmoderno donde el misterio, miedo y astucia del personaje de Stoker brillan por su ausencia.

La última visión del Conde fue la de Stephen Sommers en Van Helsing (2004), donde Drácula se convierte en el invencible amo de la oscuridad con el poder de transformarse en una criatura alada que siembra el terror sobrevolando el cielo nocturno buscando mantener su especie enfrentándose a su Némesis, el famoso cazador de monstruos al servicio del Vaticano. De ahí en adelante, tenemos numerosas cintas sobre vampiros, pero Drácula espera una nueva versión de su sangrienta existencia.

La inspiración literaria de Bram Stoker se nutrió de su devoción por los misterios de la noche. Transcurridos más de cien años de su publicación, el Conde Drácula ha quedado para siempre como figura representativa del vampiro, uno de los personajes con mayor presencia en la pantalla grande.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Ahora se hacen mas peliculas con diferentes vampiros no?