El británico Colin Firth es uno de los favoritos a llevarse el Oscar a Mejor Actor por su papel como el tartamudo rey de Gran Bretaña Jorge VI, un detalle que nos hace recordar que, al menos en los últimos años, los intérpretes buscan roles con discapacidades físicas o mentales y enfermedades terminales para tener grandes oportunidades de adjudicarse este premio. Y debe ser un drama.
Haciendo un repaso de los ganadores está el caso de Dustin Hoffman, quien aunque ya había ganado uno por su papel en Kramer vs Kramer en 1979, el papel por el cual más se le recuerda es el del autista Raymond en Rain Man de 1988, con el cual tuvo su segunda estatuilla dorada.
Ganador de dos premios Oscar, Daniel Day-Lewis se llevó el primero en 1989 por su impresionante rol en Mi Pie Izquierdo, que narra la heroica y admirable vida de Christy Brown, un escritor irlandés aquejado de parálisis cerebral, que le impedía su integración en la sociedad.
Cansado de papeles de cuarentón enamorado, Tom Hanks se arriesgó y fue doblemente recompensado. Se llevó el Oscar en 1993 por su rol de un enfermo terminal de sida en Filadelfia y al año siguiente lo ganó nuevamente gracias a las aventuras en la historia de los Estados Unidos del poco inteligente Forrest Gump. ¿Hace falta decir algo más?
Otro ejemplo claro el de Al Pacino, un notable actor con grandes interpretaciones en El Padrino I y II y Tarde de Perros, pero que tuvo que interpretar a un coronel en retiro invidente en Perfume de Mujer de 1992 para ganar el único Oscar de su carrera. Increíble...pero cierto.
Más conocido por ser el Capitán Barbosa de Piratas del Caribe, el Oscar que lanzó al estrellato a Geoffrey Rush fue por interpretar a David Helfgott, un brillante y virtuoso pianista australiano cuya insoportable presión paterna le traumatizó hasta alcanzar estados de demencia en Claroscuro de 1996..
El caso más reciente es el de Jamie Fox, premiado en el 2004, cuando se adjudicó la estatuilla por encarnar al pianista ciego Ray Charles. Como dato curioso, ese mismo año estaba nominado también por su trabajo en Colateral, pero ganó el rol en el que representaba una discapacidad física.
En este recuento sólo hay una notable excepción. Toda la crítica pensaba que Sean Penn ganaría el primer Oscar de su carrera en el 2001 por su papel de padre discapacitado en Yo soy Sam, pero este se fue para Denzel Washington. No siempre el rol ayuda...
reacciones hostiles e imprevisibles
Angelina Jolie se llevó la estatuilla a mejor actriz de reparto por su papel de esquizofrénica e inadaptada en Inocencia Interrumpida de 1999.
Aunque algunos lo nieguen, todos quieren una estatuilla, por lo que a veces es necesario tener una discapacidad física o contagiarse de una enfermedad para poder ganar el preciado trofeo.
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