Quién diría que estos dos tipos parcos y aparentemente poco carismáticos son los reyes del cine independiente norteamericano. Estamos hablando, por supuesto de Joel e Ethan Coen, o simplemente los hermanos Coen, quienes nuevamente están en carrera hacia el Óscar, y cuyas aclamadas películas analizaremos en los siguientes minutos.
El dúo dinámico
Con 56 y 53 años respectivamente, Joel e Ehan son casi inseparables a nivel profesional. Juntos han escrito, producido y dirigido 15 largometrajes, aunque hasta hace pocos años solo Joel aparecía en los créditos como director, mientras que Ethan hacía las veces de productor. Sin embargo, todos saben que son los dos quienes están detrás de cada detalle en el proceso creativo de sus películas, por lo que del 2004 en adelante ambos firman como realizadores. Como dato curioso, te contamos que quien figura como editor de la mayoría de los films de los Coen, un tal Roderick Jaynes, es en realidad un seudónimo de estos hiperactivos hermanos, que también meten mano en el montaje de sus cintas.
Los géneros
Los Coen se caracterizan porque su filmografía está básicamente conformada por las más ácidas comedias, y por oscuras y sangrientas películas influenciadas por el Cine Negro. De hecho, en algunos de sus títulos, como Fargo y El Gran Lebowski, combinan ambas vertientes.
La violencia y el dinero
Y si hay un elemento presente en varios trabajos de estos hermanos, ese es la violencia. Algunas veces con bastante crudeza, y otras con un toque de cínico humor, la sangre y las muertes violentas, así como la desmedida ambición por el dinero, son sellos inconfundibles de los Coen, que utilizan estos recursos como detonante, hilo conductor y punto de quiebre de muchas de sus historias.
Los diálogos
Talentosos guionistas, los Coen han hecho de los diálogos locuaces, ingeniosos o mordaces otra de sus marcas registradas. Para muestra, algunas líneas emblemáticas.
Muchas veces exagerados, excéntricos y habladores, y en otras oportunidades, malvados e implacables, los protagonistas del universo Coen son difíciles de olvidar, y varios de ellos figuran sin duda en la galería de los personajes más celebrados de la pantalla grande. Ahí están, por ejemplo, el entrañable Jeffrey Lebowski que interpretó Jeff Bridges, o, más recientemente, el despiadado Anton Chigurh de Sin Lugar para los Débiles.
Los Estados Unidos
La filmografía de los Coen ha hecho de diversos parajes marginales de los Estados Unidos, además de sus costumbres, acentos y épocas cruciales, un ingrediente importantísimo de sus largometrajes. En ellos vemos reflejadas, a veces de manera exagerada, los defectos y miserias de los habitantes de Norteamérica.
Los premios
Y a pesar de que las películas de estos célebres hermanos nunca se han dejado llevar por las corrientes comerciales de la industria cinematográfica de Hollywood, algunas de ellas han logrado cautivar al gran público y amasar cientos de millones, y también obtener el reconocimiento de la Academia. Tanto Ethan como Joel han ganado cuatro premios Óscar, dos como guionistas, uno como directores y otro como productores; el primero por Fargo, y los tres restantes por la inquietante Sin Lugar para los Débiles, su cinta consagratoria. Y ahora compiten nuevamente por la estatuilla dorada gracias al alabado western Temple de Acero.
Y esta fue nuestra radiografía del llamado “director de dos cabezas”. Los hermanos Coen, una de las parejas más prolíficas y talentosas del cine contemporáneo.
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