Ante el inminente estreno de Meteoro, la nueva y revolucionaria película de los hermanos Wachowski, autores de la trilogía de Matrix, se nos ocurrió ver filmes que a lo largo de la historia del cine han apostado por arriesgadas puestas en escena. La personalidad del director esta presente en su obra y así tenemos filmes tenebrosos, brillantes, coloridos o en blanco y negro, muchos se han arriesgado a crear universos considerados “extravagantes” o “visionarios” en el cine comercial.
George Méliès, mostró en Viaje a la Luna (1902) un mundo de fantasía con diversos trucos técnicos, decorados pintados en un telón, maquetas, luces y maquillaje; Robert Wiene logró con su oscura escenografía y una sobrecogedora puesta en escena realizar una de las obras maestras del expresionismo alemán, El Gabinete del Dr. Caligari (1920); mientras que con Metrópolis (1927), Fritz Lang creó un mundo subterráneo y futurista, con espectaculares decorados, cientos de actores, efectos de luz y sombra y grandiosidad.
Orson Welles creó una de las obras más emblemáticas y geniales, El Ciudadano Kane (1941), innovador con una espléndida fotografía con planos contrapicados y utilizó sistemáticamente la profundidad de campo; Stanley Kubrick partió de una grabación preexistente de música clásica y a partir de ella añadió la imagen, componiendo sinfonías visuales y auditivas para 2001: Odisea del Espacio (1968); Terry Guillian se encuadró falsamente en la ciencia-ficción impregnada de un ambiente retro, pero que nos hablaba del presente en Brazil (1985), su alucinante filme de culto de los 80; mientras que Julie Taymor realizó en Titus (1999) una indiscutible obra de autor a través de un tratamiento del color preciosista con ayuda de una majestuosa partitura musical en un continuo clímax operístico.
Entre los que lograron éxito de crítica y público, tenemos a Baz Luhrmann y el impactante despliegue visual de Moulin Rouge! (2001), coreografías, la ambientación y el vestuario hasta los efectos especiales, lleno de colores, de magia y de fantasía; los hermanos Wachowski presentaron en The Matrix (1999) una mezcla de ciencia ficción y violencia cuyo impactante dinamismo se logró en base a los efectos visuales de cámaras lentas y rápidas intercaladas; y con Hulk (2003), Ang Lee exploró el mundo del cómic para dar el aire renovador a sus imágenes con división de pantalla, secuencias enmarcadas, planos casi imposibles y movimientos de los fotogramas como viñetas.
Hay los que reciclan géneros a modo de homenaje. Con Kill Bill Vol. 1 y 2 (2003-2004), Quentin Tarantino realizó una nueva versión de las películas que ama dividida en capítulos, cada uno con el estilo y el ritmo de un género que se entrelazan con la cultura pop; para Dick Tracy (1990), Warren Beatty tuvo en cuenta la fidelidad del original, las vistas generales de la ciudad están tratadas de modo a parecer primero un dibujo y después una película filmada, llegando en su perfección en los rostros de los villanos; y Payton Reed se centró en la época de oro de las comedias clásicas optimistas, de colores fuertes y saturados gracias al Technicolor, vestuario y ambientes glamorosos, usando recursos del pasado como la pantalla partida para Abajo el Amor (2003).
Otros fueron atípicos para su época, con Fantasía (1940), Disney desconcertó a un público preparado sólo para los cuentos de hadas, un audaz experimento basado en la escenificación de fragmentos famosos de música clásica con dibujos animados; Ridley Scott creó en Blade Runner (1982) una estética de ambientación y una atmósfera muchas veces imitadas en otras producciones posteriores, por su concepción pesimista del futuro, los ambientes y decorados; Luc Besson amalgamó en El Quinto Elemento (1997) diversas temáticas culturales como una estética neobarroca visible en el diseño de producción, peculiares diseños de modas o la mezcla de música; mientras que a Tim Burton le interesan los mundos y personajes fantásticos, pero sufrió un traspié en Marte Ataca! (1996) al parodiar las películas de ciencia ficción de serie B de los 50.
Una interesante puesta en escena vimos en Sin City (2005) de Robert Rodriguez, oscura, violenta y corrupta, con toques muy cercanos al comic, filmación en blanco y negro, y fondos creados y trabajados digitalmente que dará de qué hablar; Kerry Conran unió las aventuras de las décadas del 30 y 40 con la tecnología más avanzada en producción de imágenes para Capitán Sky en el Mundo del Mañana (2004), una mezcla bizarra de animación y actores reales con citas a una gran cantidad de clásicos; y ahora tenemos la impresionante y delirante puesta en escena nuevamente de los hermanos Wachowski en Meteoro, que mantiene el look setentero como en su referente original, pero cuenta con algunos toques futuristas muy al estilo de estos visionarios directores que planean conseguir un nuevo exito de taquilla de la mano de esta serie japonesa de culto. Veamos la pela para tener un concepto más claro.
George Méliès, mostró en Viaje a la Luna (1902) un mundo de fantasía con diversos trucos técnicos, decorados pintados en un telón, maquetas, luces y maquillaje; Robert Wiene logró con su oscura escenografía y una sobrecogedora puesta en escena realizar una de las obras maestras del expresionismo alemán, El Gabinete del Dr. Caligari (1920); mientras que con Metrópolis (1927), Fritz Lang creó un mundo subterráneo y futurista, con espectaculares decorados, cientos de actores, efectos de luz y sombra y grandiosidad.
Orson Welles creó una de las obras más emblemáticas y geniales, El Ciudadano Kane (1941), innovador con una espléndida fotografía con planos contrapicados y utilizó sistemáticamente la profundidad de campo; Stanley Kubrick partió de una grabación preexistente de música clásica y a partir de ella añadió la imagen, componiendo sinfonías visuales y auditivas para 2001: Odisea del Espacio (1968); Terry Guillian se encuadró falsamente en la ciencia-ficción impregnada de un ambiente retro, pero que nos hablaba del presente en Brazil (1985), su alucinante filme de culto de los 80; mientras que Julie Taymor realizó en Titus (1999) una indiscutible obra de autor a través de un tratamiento del color preciosista con ayuda de una majestuosa partitura musical en un continuo clímax operístico.
Entre los que lograron éxito de crítica y público, tenemos a Baz Luhrmann y el impactante despliegue visual de Moulin Rouge! (2001), coreografías, la ambientación y el vestuario hasta los efectos especiales, lleno de colores, de magia y de fantasía; los hermanos Wachowski presentaron en The Matrix (1999) una mezcla de ciencia ficción y violencia cuyo impactante dinamismo se logró en base a los efectos visuales de cámaras lentas y rápidas intercaladas; y con Hulk (2003), Ang Lee exploró el mundo del cómic para dar el aire renovador a sus imágenes con división de pantalla, secuencias enmarcadas, planos casi imposibles y movimientos de los fotogramas como viñetas.
Hay los que reciclan géneros a modo de homenaje. Con Kill Bill Vol. 1 y 2 (2003-2004), Quentin Tarantino realizó una nueva versión de las películas que ama dividida en capítulos, cada uno con el estilo y el ritmo de un género que se entrelazan con la cultura pop; para Dick Tracy (1990), Warren Beatty tuvo en cuenta la fidelidad del original, las vistas generales de la ciudad están tratadas de modo a parecer primero un dibujo y después una película filmada, llegando en su perfección en los rostros de los villanos; y Payton Reed se centró en la época de oro de las comedias clásicas optimistas, de colores fuertes y saturados gracias al Technicolor, vestuario y ambientes glamorosos, usando recursos del pasado como la pantalla partida para Abajo el Amor (2003).
Otros fueron atípicos para su época, con Fantasía (1940), Disney desconcertó a un público preparado sólo para los cuentos de hadas, un audaz experimento basado en la escenificación de fragmentos famosos de música clásica con dibujos animados; Ridley Scott creó en Blade Runner (1982) una estética de ambientación y una atmósfera muchas veces imitadas en otras producciones posteriores, por su concepción pesimista del futuro, los ambientes y decorados; Luc Besson amalgamó en El Quinto Elemento (1997) diversas temáticas culturales como una estética neobarroca visible en el diseño de producción, peculiares diseños de modas o la mezcla de música; mientras que a Tim Burton le interesan los mundos y personajes fantásticos, pero sufrió un traspié en Marte Ataca! (1996) al parodiar las películas de ciencia ficción de serie B de los 50.
Una interesante puesta en escena vimos en Sin City (2005) de Robert Rodriguez, oscura, violenta y corrupta, con toques muy cercanos al comic, filmación en blanco y negro, y fondos creados y trabajados digitalmente que dará de qué hablar; Kerry Conran unió las aventuras de las décadas del 30 y 40 con la tecnología más avanzada en producción de imágenes para Capitán Sky en el Mundo del Mañana (2004), una mezcla bizarra de animación y actores reales con citas a una gran cantidad de clásicos; y ahora tenemos la impresionante y delirante puesta en escena nuevamente de los hermanos Wachowski en Meteoro, que mantiene el look setentero como en su referente original, pero cuenta con algunos toques futuristas muy al estilo de estos visionarios directores que planean conseguir un nuevo exito de taquilla de la mano de esta serie japonesa de culto. Veamos la pela para tener un concepto más claro.
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