jueves, 21 de enero de 2010

ASESINO NINJA, UNA PELÍCULA QUE ENSALZA EL GÉNERO. Por Iván Antezana Q.

Los hermanos Wachowski (Andy y Lana/ex-Larry) son para tomarlos en serio. Digamos que sus películas nunca han sido muy ambiciosas argumentalmente hablando, y Asesino Ninja (Ninja Assassin) no es la excepción, aunque se hayan limitado a las labores de producción. De hecho, el director es James McTeigue (el mismo de "V for Vendetta"), cuyo nombre está asociado con los Wachowski desde tiempos de "Matrix". Pero algo que no se le puede negar a esta peculiar pareja creativa norteamericana es su altísima preocupación por lo que entregan en sus imágenes.

Puede resultar inevitable comparar esta película con el "Kill Bill" del famoso niño terrible Tarantino, en el sentido de ser una incursión por parte de cineastas estadounidenses en terrenos largamente explotados por las películas asiáticas de acción y artes marciales. Sin embargo, "Asesino Ninja" no tiene la más mínima ambición épica. Los Wachowski se explayan más bien en los mínimos detalles que una pelea de ninjas puede tener, en particular la manera como el metal lacera la carne humana. Tanto que su explicitez gráfica ha sido tachada a la ligera por muchos críticos como un simple intento de explotación "gore". Y es que en la mismísima primera escena asistimos a múltiples cercenamientos y decapitaciones, sino miren el Red Band Trailer. Pero eso es porque nos están diciendo que si escenas de ese tipo no nos gustan, estamos a tiempo para salir de la sala. También se le ha criticado a este filme la excesiva rapidez y la temblorosa cámara de algunas de las escenas de acción. Pero en este caso, ello aporta básicamente la cuota de realismo en la acción, pues tales movimientos en la vida real se efectúan a velocidades mayores a la de un parpadeo.

En cuanto a los actores, no son superestrellas, pero nada se les puede reprochar. El cantante pop coreano Rain, presente ya en diversas producciones fílmicas y televisivas en su país (apareció también en "Meteoro"), reúne el suficiente carisma y la disposición física para el papel. Además, como el jefe del clan Ozunu tenemos al legendario Shô Kosugi, presente en innumerables películas de ninjas no sólo como actor, sino también como guionista, productor y director, desde los años 70. Su inclusión es un claro homenaje de los Wachowski a este género de películas, y evidencia que sus conocimientos sobre el mismo son más que los de simples advenedizos.

Dicho todo esto, recalcamos no estar frente a una ambiciosa producción que busca revolucionar o redefinir el género, sino ensalzarlo. 50 de sus 99 minutos son pletóricos de acción y mucha, mucha sangre, lo que nos remite a la estética del anime que los Wachowski bien conocen. Estamos, en fin, ante su propia versión de una película de ninjas. Una versión que vale la pena ver, con énfasis en todo lo que el verbo implica: ver, mirar, observar, escrutar, hasta el mínimo detalle. Aunque a veces te provoque voltear la cabeza para que no te salpique la sangre.

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