martes, 25 de agosto de 2009

ENEMIGOS PÚBLICOS: GANGSTERS DE LA GRAN DEPRESIÓN

Desde sus inicios, el Cine de Gangsters ha dado grandes taquillazos, destacando las historias de delincuentes ambientadas en los años de la Gran Depresión y la Ley Seca en la segunda década del siglo pasado en norteamerica. Hollywood mostró sórdidos rincones urbanos con tipos duros de sombrero y mucha violencia.

Tres títulos y actores lo definieron: Little Caesar, la libre adaptación en 1930 de la historia de Al Capone con Edward G. Robinson como un gangster italiano en Chicago; de 1931 tenemos El Enemigo Público con James Cagney, el auge y caída de un temible e implacable gangster irlandés, y la mítica Scarface, con Paul Muni como Tony Camonte en 1932, otro gangster italiano sin escrúpulos. Tipos despiadados que se rigen por sus reglas. ¿Por qué atraían? Porque mostrar el "mal camino" gustaba tanto al tipo disconforme que se enfrentaba al sistema, y al conservador que quería la muerte de los hampones.

La censura provocó que en 1934 se reformulara el género, la Ley Seca había sido abolida un año antes y el contrabandista de licor fue mostrado como un dinosaurio que vivía en un mundo ilusorio. Dos influyentes joyas, Ángeles con Caras Sucias en 1938 y Héroes Olvidados en 1939, que le permitían una difícil redención final, o El Bosque Petrificado de 1936, seres que tenían que adaptarse a los nuevos y cambiantes años. La II Guerra Mundial creó un nuevo género, el Cine Negro.

Violenta y elegante, Bonnie y Clyde, la sobresaliente historia de la banda de delincuentes liderados por la famosa pareja que recorre el país asaltando bancos y retando al sistema, marcó el camino en 1967. Y Francis Ford Coppola reinventó el género en los 70 con una joya: la saga de El Padrino (1972/1974/1990), obra cumbre del cine moderno. La compleja historia de los Corleone, la familia mafiosa italiana que alterna secuencias hogareñas con creíbles y violentas escenas de acción.

Otros cineastas han retratado a la mafia con brillo. Sergio Leone estrenó en 1984 Érase una Vez en América, en la que en tono melancólico se habla sobre el paso del tiempo, la traición y las oportunidades perdidas. Brian De Palma lo ha hecho en más de una ocasión, y de 1987, Los Intocables es uno de sus más logrados, la historia de Eliot Ness y su persecución de Al Capone, el famoso mafioso que asesinaba, extorsionaba y comerciaba ilegalmente con alcohol sin que nadie lo detuviera.

Barry Levinson mostró en 1991 la notable Bugsy, los años del control del hampa en Nueva York por Lucky Luciano y la creación de Las Vegas, una ciudad de juego en medio del desierto. Los Coen innovaron en 1990 con Muerte entre las Flores, que además de profundizar en el lado oscuro del ser humano, es un homenaje al género; y Sam Mendes no traicionó en el 2002 los códigos para Camino a la Perdición, ambientando una sangrienta historia de ambiciones y traiciones en estos oscuros años donde la mafia irlandesa imponía su ley.

Ahora tenemos Enemigos Públicos, la historia de Melvin Purvis, el agente del FBI que en la América de los treinta lideró la búsqueda del célebre ladrón de bancos John Dillinger y su banda. Una historia real con el sello de Michael Mann que ha atraído multitudes y nos confirma que veremos más gangsters en el celuloide.

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