¿Quién no conoce el letal movimiento conocido como “La Grulla”? ¿Y hay alguien que no recuerde al entrañable maestro Miyagi haciendo su frotación curativa, que incluso sirvió para un comercial de la televisión local? Y por supuesto, ¿cómo olvidarnos de esta empalagosa pero irresistible canción de Peter Cetera?
Pues todos eso fue lo que nos dejó hace más de dos décadas la saga de Karate Kid, una de las más exitosas y queridas franquicias de los 80, ahora reactualizada con algunas importantes variaciones, pero conservando la esencia de la trama original.
Dirigida por John G. Avildsen, todo comenzó en 1984 con el estreno de Karate Kid, un film ante el cual el público y la crítica se rindieron y que le valió al gran Pat Morita una nominación al Óscar como Mejor Actor Secundario por su papel del Sr. Kesuke Miyagi. Y es que la inspiradora historia de superación de un muchacho enclenque y perdedor, con las artes marciales como eje central, el infaltable ingrediente romántico y el tremendo carisma de un pequeño actor de ascendencia nipona, fue una fórmula infalible para cautivar a grandes y chicos, a tal punto que el largometraje contribuyó a popularizar el Karate entre los jóvenes de Estados Unidos y muchos otros países del mundo.
Por supuesto, este rotundo éxito generó una variedad de productos relacionados, como accesorios, figuras de acción, juguetes, video juegos, una serie animada y mucho más. Pero más importante aún fue que dio pie a una secuela llamada Karate Kid II que si bien no consiguió el respaldo mayoritario de los críticos, fue incluso más exitosa que su antecesora a nivel comercial, en parte gracias al arrollador suceso de Glory of Love, tema central del film que consiguió una postulación a los premios de la Academia como Mejor Canción.
Luego vendría Karate Kid III, una tercera entrega que no consiguió estar ni remotamente a la altura de los logros de los dos primeros episodios. La estupenda química entre los dos protagonistas parecía haberse agotado, al igual que la calidad de sus actuaciones, por lo que los cinéfilos le dieron la espalda a esta aburrida producción. Y peor aún le fue a la tardía e innecesaria cuarta parte de los años 90 llamada El Nuevo Karate Kid, ya sin el flacuchento Ralph Macchio como protagonista, y con una en ese entonces joven y casi desconocida Hilary Swank tomando la posta.
Sin embargo, estas fallidas secuelas (sobre todo la olvidable cuarta parte) no pueden opacar el grato recuerdo de una emocionante cinta que marcó a toda una generación de jóvenes que bordean los cuarenta. Hoy, es su nueva versión la que nos ha servido de pretexto para hablar del Karate Kid, y aunque es imposible que pueda superar a la original, es justo resaltar que este remake ha funcionado muy bien en las taquillas a nivel mundial y sorprendentemente también ha convencido a los entendidos y seguidores de las artes marciales. El pequeño Jaden Smith (hijo del carismático Will) y el ya legendario Jackie Chan no han desentonado y sin duda se vienen varias secuelas que nos harán tener a Karate Kid en la pantalla grande por muchos años más.
Pues todos eso fue lo que nos dejó hace más de dos décadas la saga de Karate Kid, una de las más exitosas y queridas franquicias de los 80, ahora reactualizada con algunas importantes variaciones, pero conservando la esencia de la trama original.
Dirigida por John G. Avildsen, todo comenzó en 1984 con el estreno de Karate Kid, un film ante el cual el público y la crítica se rindieron y que le valió al gran Pat Morita una nominación al Óscar como Mejor Actor Secundario por su papel del Sr. Kesuke Miyagi. Y es que la inspiradora historia de superación de un muchacho enclenque y perdedor, con las artes marciales como eje central, el infaltable ingrediente romántico y el tremendo carisma de un pequeño actor de ascendencia nipona, fue una fórmula infalible para cautivar a grandes y chicos, a tal punto que el largometraje contribuyó a popularizar el Karate entre los jóvenes de Estados Unidos y muchos otros países del mundo.
Por supuesto, este rotundo éxito generó una variedad de productos relacionados, como accesorios, figuras de acción, juguetes, video juegos, una serie animada y mucho más. Pero más importante aún fue que dio pie a una secuela llamada Karate Kid II que si bien no consiguió el respaldo mayoritario de los críticos, fue incluso más exitosa que su antecesora a nivel comercial, en parte gracias al arrollador suceso de Glory of Love, tema central del film que consiguió una postulación a los premios de la Academia como Mejor Canción.
Luego vendría Karate Kid III, una tercera entrega que no consiguió estar ni remotamente a la altura de los logros de los dos primeros episodios. La estupenda química entre los dos protagonistas parecía haberse agotado, al igual que la calidad de sus actuaciones, por lo que los cinéfilos le dieron la espalda a esta aburrida producción. Y peor aún le fue a la tardía e innecesaria cuarta parte de los años 90 llamada El Nuevo Karate Kid, ya sin el flacuchento Ralph Macchio como protagonista, y con una en ese entonces joven y casi desconocida Hilary Swank tomando la posta.
Sin embargo, estas fallidas secuelas (sobre todo la olvidable cuarta parte) no pueden opacar el grato recuerdo de una emocionante cinta que marcó a toda una generación de jóvenes que bordean los cuarenta. Hoy, es su nueva versión la que nos ha servido de pretexto para hablar del Karate Kid, y aunque es imposible que pueda superar a la original, es justo resaltar que este remake ha funcionado muy bien en las taquillas a nivel mundial y sorprendentemente también ha convencido a los entendidos y seguidores de las artes marciales. El pequeño Jaden Smith (hijo del carismático Will) y el ya legendario Jackie Chan no han desentonado y sin duda se vienen varias secuelas que nos harán tener a Karate Kid en la pantalla grande por muchos años más.
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