Esos cautivantes seres de ficción llamados “vampiros” no son para nada personajes nuevos en la Literatura, el Cine y la Televisión, pero hoy parecen más inmortales que nunca, gracias al arrollador éxito de Crepúsculo en librerías y taquillas. Conozcamos pues, cómo a lo largo de los años ha ido creciendo la fiebre vampírica.
Historias de chupa-sangres han existido desde tiempos muy antiguos, pero sin duda la novela más influyente de este género es Drácula, del literato irlandés Bram Stoker, la cual reunió y definió para siempre las principales características de estas criaturas de la noche, y fue adaptada al cine con mucho acierto en varias oportunidades.
A partir de Drácula, los vampiros han estado siempre presentes en la cultura popular a través de innumerables novelas, películas y series de TV, vistos por lo general como el más representativo símbolo del terror. Sin embargo, fue en las últimas décadas del siglo XX, y gracias a las célebres novelas de la escritora Anne Rice y sus posteriores adaptaciones cinematográficas, Entrevista con el Vampiro y La Reina de los Condenados que dejamos de mirarlos solo como encarnación de la maldad. Dentro de esta visión contemporánea, los vampiros son seres poderosos, atractivos y sofisticados, pero siempre atormentados por su condición sobrenatural, y capaces de albergar buenos sentimientos y de realizar actos heroicos. Es así que incluso la excelente adaptación de Drácula dirigida por Francis Ford Coppola, y considerada la más fiel al libro, le añadió una gran dosis de romance y humanidad a la clásica historia de horror.
Ya en pleno Siglo XXI, los vampiros son más que nunca el centro de la atención. No hay duda de que Stephenie Meyer y su saga literaria de Crepúsculo dieron inicio a un imparable boom cuyo éxito radicó en hacer de estos agraciados seres los protagonistas de tormentosos romances juveniles, que sin duda se han convertido en una mina de oro. Por supuesto, la televisión tampoco ha sido ajena a este fenómeno, adaptando a la pantalla chica otras novelas del mismo corte de Crepúsculo, como True Blood, cuya versión televisiva se ha convertido en todo un suceso de crítica y sintonía. Y hace muy pocas semanas, The Vampire Diaries le ha comenzado a seguir los pasos con un prometedor inicio de temporada. Pero por si no fueran ya suficientes colmillos y sangre, para el próximo año nos esperan nuevos largometrajes de este tipo, y seguramente Hollywood no tardará mucho en adaptar otros libros de similares características, en la búsqueda de un nuevo taquillazo.
Como apreciamos, las historias de chicas inocentes que se enamoran de apuestos y nobles vampiros se han popularizado hasta el hartazgo, pero han servido para volver aún más famosa a una de las criaturas más utilizadas por la ficción moderna. Los vampiros están de moda, y no habrá estaca que los detenga.
Historias de chupa-sangres han existido desde tiempos muy antiguos, pero sin duda la novela más influyente de este género es Drácula, del literato irlandés Bram Stoker, la cual reunió y definió para siempre las principales características de estas criaturas de la noche, y fue adaptada al cine con mucho acierto en varias oportunidades.
A partir de Drácula, los vampiros han estado siempre presentes en la cultura popular a través de innumerables novelas, películas y series de TV, vistos por lo general como el más representativo símbolo del terror. Sin embargo, fue en las últimas décadas del siglo XX, y gracias a las célebres novelas de la escritora Anne Rice y sus posteriores adaptaciones cinematográficas, Entrevista con el Vampiro y La Reina de los Condenados que dejamos de mirarlos solo como encarnación de la maldad. Dentro de esta visión contemporánea, los vampiros son seres poderosos, atractivos y sofisticados, pero siempre atormentados por su condición sobrenatural, y capaces de albergar buenos sentimientos y de realizar actos heroicos. Es así que incluso la excelente adaptación de Drácula dirigida por Francis Ford Coppola, y considerada la más fiel al libro, le añadió una gran dosis de romance y humanidad a la clásica historia de horror.
Ya en pleno Siglo XXI, los vampiros son más que nunca el centro de la atención. No hay duda de que Stephenie Meyer y su saga literaria de Crepúsculo dieron inicio a un imparable boom cuyo éxito radicó en hacer de estos agraciados seres los protagonistas de tormentosos romances juveniles, que sin duda se han convertido en una mina de oro. Por supuesto, la televisión tampoco ha sido ajena a este fenómeno, adaptando a la pantalla chica otras novelas del mismo corte de Crepúsculo, como True Blood, cuya versión televisiva se ha convertido en todo un suceso de crítica y sintonía. Y hace muy pocas semanas, The Vampire Diaries le ha comenzado a seguir los pasos con un prometedor inicio de temporada. Pero por si no fueran ya suficientes colmillos y sangre, para el próximo año nos esperan nuevos largometrajes de este tipo, y seguramente Hollywood no tardará mucho en adaptar otros libros de similares características, en la búsqueda de un nuevo taquillazo.
Como apreciamos, las historias de chicas inocentes que se enamoran de apuestos y nobles vampiros se han popularizado hasta el hartazgo, pero han servido para volver aún más famosa a una de las criaturas más utilizadas por la ficción moderna. Los vampiros están de moda, y no habrá estaca que los detenga.
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